Por Judit López Balagué
El día 7 de septiembre se estrena The possession: El origen del mal del director danés Ole Bornedal, pero Hotbuzz pudo asistir a su preestreno y os podemos adelantar que hay variedad de opiniones.
Esta película nos cuenta la historia de la familia Brenek y como tienen que unirse para luchar contra una fuerza maligna que amenaza con destruir sus vidas.
Todo comienza cuando en un mercadillo, la pequeña de la familia, Em, ve una caja con unos símbolos extraños grabados. Desde el comienzo se siente atraída por ella, pero parece ser que la caja no fue creada para albergar sólo anillos, sino que algo más oscuro y peligroso se esconde dentro. Cuando Clyde (interpretado por Jeffrey Dean Morgan), el padre de familia, descubre que la caja fue creada para albergar a un dibbuk, un demonio de la cultura judía, hará todo lo posible para salvar a su hija del mal que la atenaza, aunque tenga que dar su vida a cambio. Entonces, tendrá que unirse a su ex-mujer Stephanie (interpretada por Kyra Sedgwick) e intentar superar sus diferencias para que el demonio no acabe consumiendo a su hija.
Podemos ver que el argumento no presenta muchas novedades en lo que a argumentos de cine de terror se refiere. Tenemos la típica familia disfuncional con el eterno padre ausente, una madre que se pasa el día reprochando la actitud de su ex-marido mientras ya ha rehecho su vida, la hermana mayor popular y la hija pequeña que no acaba de encajar la nueva situación de la familia. A mi parecer, los primeros treinta minutos de la película se hacen un poco eternos y parece que se anima un poco cuando, por fin, la pequeña de la casa compra la caja maldita y comienzan a pasar cosas raras.
La banda sonora de la película es genial, aunque nos hace previsibles muchas escenas. Es como si la misma música te dijera: te tienes que asustar en 3, 2, 1… Este es un recurso muy habitual en las películas de terror, pero no se tendría que abusar de ello, es mejor asustarse porque la película en sí dé miedo, no porque la banda sonora esté hecha precisamente para ese fin.
Sin embargo, también tiene cosas buenas. Hay algunos planos (cuando la miréis fijaos en una escena donde sale Em debajo de una luz de emergencia) que dan auténticos escalofríos y algunos primeros planos que son sublimes. Otro punto a favor es la increíble actuación de Natasha Calis que encarna el personaje de Em. Lo hace tan bien que al final piensas que la pobre niña realmente está poseída.
A pesar de estos puntos a favor, sigo pensando que la trama podría haber dado mucho más de sí y que la película es un poco coja. Para ser una película de miedo, en la sala se oyeron más risas que gritos y eso, si te quieres dedicar al género del terror, no dice mucho a tu favor.
Para terminar y como comentario jocoso, sólo me queda decir que si creéis que estáis poseídos id a haceros una resonancia magnética. Puede que los médicos se encuentren una cara acechando en la pantalla y entonces, por fin, entiendan porque tenéis esos prontos tan agresivos.
Por Pablo Agustí Chinchilla
«El origen del mal» (título original: «The possession») es el estreno más reciente del género del terror paranormal. Ha sido dirigida por el polifacético danés Ole Bornedal y protagonizada principalmente por Jeffrey Dean Morgan (conocido por su papel en la serie «Anatomía de Grey»), Kyra Sedgwick y Natasha Calis en el papel de la pequeña Emily. También cuenta con el patronazgo del veterano del terror Sam Raimi.
El filme que nos ocupa, basado en hechos reales según reza el inevitablemente gracioso eslogan, narra las desventuras de una familia desestructurada como tantas otras que tiene la desgracia de adquirir una caja de madera aparentemente inofensiva en la que se esconde un mal ancestral. Este mal, por supuesto, tomará como objetivo de su odio a la hija pequeña del matrimonio, Em.
Como puede intuirse fácilmente a partir del título original, la película da otra vuelta de tuerca al ya más que explorado subgénero de terror fantasmal de «espíritu-posee-niño» dando como resultado una obra decididamente previsible que asusta menos que algunas de sus precursoras, pero que cuenta con sus propias virtudes.
La primera de ellas es la interpretación, cimentada en Jeffrey Dean Morgan y sobretodo en Natasha Calis. Morgan, a través del cual se percibe la trama, aporta un toque humano, realista y de normalidad a la historia interpretando a un personaje familiar al que no nos extrañaría en absoluto encontrar por la calle. Por su parte, Natasha Calis es el gran descubrimiento del filme con una actuación que asusta por sí misma. Capaz de transmitir la más absoluta desesperación e indefensión infantil para poco después convertirse en la fuente misma del miedo y el peligro, la joven actriz aporta la mayor parte de la tensión y la carga emocional de la película, consiguiendo por sí sola lo que otros filmes lograrían a través de caros efectos visuales. Sin duda alguna ésta no será la última vez que aparezca en el mundo del espectáculo. El resto de intérpretes actúan tan bien como el guión les permite, que en ocasiones muy contadas no es mucho, provocando la risa del espectador y arruinando escenas de otro modo serias.
La otra virtud de la película es su buen ritmo y acertado montaje. La trama se desenvuelve sin dificultad y sin prisa, tomándose su tiempo, sus pausas y silencios cuando es necesario, ayudada por su espléndida banda sonora, sin recurrir al susto fácil prácticamente en ningún momento. La iluminación y los acertados planos complementan en todo momento a Natasha Calis aportando tensión y una acentuada sensación de claustrofobia; a veces, dando lugar a planos memorables que podrían haber substituido fácilmente al genérico cartel promocional de la película.
El resto de elementos del filme, como los efectos especiales, cumplen con su objetivo sin impactar ni decepcionar, conformando otro estreno veraniego de factura media.
Como conclusión, diremos que nos encontramos ante una película terriblemente previsible que no destaca ni en su género ni entre el resto de olvidables estrenos veraniegos, que aun así cumple con su propósito de entretener y de ofrecer algún que otro escalofrío a través de una historia correctamente contada y bien ambientada. Su principal virtud es la magnífica interpretación de la pequeña Natasha Calis, que por sí misma constituye un motivo para ir a verla y que sin ninguna duda le abrirá puertas en la industria del cine.
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