Fotografía por Sònia Fernández Pons; redacción por Pablo Agustí Chinchilla
Este viernes 14 de diciembre de 2012 se estrena la película «El bosc», basada en un cuento de Albert Sánchez Piñol y dirigida por Óscar Aibar. Producida por Fausto Producciones Cinematográficas, Televisió de Catalunya (TV3) y Televisión Española (TVE), el filme fue presentado este mismo año al festival de Sitges con una buena recepción. Recientemente se realizó en Barcelona su pre estreno y una rueda de prensa, en presencia de su director, su guionista y sus actores principales, evento al que la redacción de Hot Buzz no pudo faltar. Podéis ver el trailer de la película clicando aquí.
Su argumento gira alrededor de una familia de la comarca de Matarraña durante la Guerra Civil española, propietaria de un mas y guardiana de un extraño secreto. Este misterio se presenta como unas luces aparentemente sobrenaturales que se dan en el bosque anexo al mas dos veces al año, (idea vagamente basada en las perséidas, más conocidas como las «lágrimas de San Lorenzo»). En este contexto, que mezcla la historia de España con elementos fantásticos y de ciencia ficción, no es difícil relacionar esta película con otras de mayor calibre pero más siniestras como «El laberinto del fauno» (2006) o «El espinazo del diablo» (2001). En la obra que hoy nos ocupa, sin embargo, el contexto histórico juega un papel relativamente secundario en favor de las relaciones humanas presentadas, que acaparan la atención del espectador. Curiosamente, pese a tratarse de una película ambientada en la guerra civil, se muestra ideológicamente neutral, intentando (que no consiguiendo) presentar todas las mentalidades que imperaban en el conflicto en su justa medida.
Sobre la interpretación, los actores principales son Alex Brendemühl (iniciado en el teatro; visto en «La hora del día», «Inconscientes»), María Molins («Cobardes», «Fill de Caín»), el entrañable Josep María Domènech, el polivalente Pere Ponce (que en esta ocasión sobresale de entre sus compañeros en cuanto a interpretación) y el estadounidense Tom Sizemore, conocido por películas como «Pearl Harbor» (2001) y «El planeta rojo» (2000). Este elenco de actores aporta de manera muy efectiva el sentimiento a una película centrada en las relaciones personales, particularmente amorosas, en las que el entorno histórico y los elementos de ficción están presentes pero son meramente contextuales, aspecto que sus realizadores reconocen sin tapujos. La película está rodada en lugares reales de la comarca de Matarraña y hablada en «matarranyenc» según se dijo, la primera obra internacional en hacerlo, lo que supuso un elemento de dificultad añadido en cuanto a interpretación, ya que muchos actores no estaban familiarizados con el idioma. Como era de esperar, tras su estreno se proyectarán versiones en castellano e inglés, además pero principalmente. Sobresale la actuación de Pere Ponce en el papel del «coixo», en el que llega a recordar en ocasiones a Robert Downey Jr., mezclando la intensidad con el humor.
A modo de crítica, diremos que la película es extensa y sobre todo arriesgada, por las premisas de fantasía o ciencia ficción que propone, que finalmente no dejan de ser meramente contextuales y algo genéricas, más simbólicas que algo concreto, y por algunas escenas muy determinadas de las que no revelaremos detalles, que pueden salirse de lo pretendido y provocar alguna risa boba por parte del espectador. El aspecto humano del filme está muy bien organizado y presentado, mostrando intensidad, violencia, obsesión, amor y humor de manera efectiva y entrañable; sin duda es el principal atractivo de una obra en la que la mujer es la verdadera protagonista, junto con los entornos presentados, extremadamente cercanos y familiares, curiosos al ser el escenario de historias de ficción como esta. En conjunto, podemos definir la película como una mezcla dispar de elementos que no consiguen sobresalir pero que aportan un rato agradable y recomendable para todo aquel que no disfrute de la ciencia-ficción.
Tras el visionado de la película su director, su guionista y sus tres actores principales (Alex Brendemühl, María Molins y Pere Ponce) ofrecieron una rueda de prensa en la que respondieron a las preguntas de los medios. Después de que su director, Òscar Aibar, presentase a los actores, su guionista Albert Sánchez Piñol defendió que los elementos de ficción (muy comunes en la literatura) atisbados durante la película son ideas originales que no ha tomado (al menos no conscientemente) de ningún autor de ciencia-ficción en particular. Reconoció que la Guerra Civil es aquí un elemento de contexto que en ocasiones dudaron de cambiar, proponiendo situaciones alternativas como las Guerras Carlistas. El conflicto sirve de detonante para una historia de amor y cambio; la ficción sirve como metáfora de ese cambio y la gran cantidad de posibilidades de transformación personal que se esconden a simple vista a nuestro alrededor. También reconoció que los elementos de ficción del cuento en que se basa esta película se vieron reflejados posteriormente en otra película relacionada con Albert Sánchez Piñol, «La pell freda» (2003), y que siempre se sentirá sorprendido de todo lo que ha surgido de ocho páginas.
Por su parte, el director Òscar Aibar dijo que las adaptaciones de cuentos y relatos son habituales, como en el caso de Alfred Hitchcock, e incluso más fáciles de llevar a cabo que aquellas basadas en novelas. Lo describió como un trabajo en general cansado pero importante, ya que hay que conservar el espíritu original de la obra. Sobre los elementos de ciencia-ficción de la película dijo que son un aspecto simbólico necesario, al estilo de los filmes de los cincuenta, incluso pese al riesgo de mayor o menor ridículo que suponen en alguna escena, ya que sirven para cerrar ciclos argumentales y expresan las ideas que se quieren expresar. También suponen un premio para el espectador, que hasta entonces sólo ha podido imaginar esos elementos. También agradeció mucho la ayuda del equipo de efectos especiales local encargado de aportar estos elementos de ciencia-ficción, un grupo al que considera digno de Hollywood. Reconoce que alguna vez les tentó mostrar bastantes más de estos elementos de los que finalmente se enseñan en la película, pero los costes hubieran sido excesivos y dejar algunas cosas a la imaginación del espectador a veces es acertado.
En cierto momento se preguntó sobre la aportación del actor estadounidense Tom Sizemore, del que el director sólo pudo elogiar su humanidad y su intensidad. La actriz María Molins asintió, destacando la dificultad que supuso a veces la cuestión del idioma al tratar con él y la diferencia en cuanto a metodología que percibió al venir ambos de contextos diferentes, pero lo describió como sencillo y confiado en lo que para ella fue una experiencia de aprendizaje. Alex Brendemühl, por su parte, reconoció que el idioma «matarrenyenc» supuso una dificultad notable durante el rodaje, una invitación a la comicidad no buscada. Pere Ponce, en cambio, no tuvo problema alguno debido a su procedencia, cercana al lugar de rodaje; más bien reconoció su dificultad de juventud para hablar catalán «estandar». Òscar Aibar recordó que en Estados Unidos se hablan diversos acentos del inglés de manera natural en el cine. ¿Por qué no aquí? Todos estuvieron de acuerdo en que la repetición exhaustiva de tomas debido al idioma fue frustrante, pero valió la pena.
Con ello se presenta una película que mezcla un agradable sabor local con alguna que otra sorpresa venida de más allá de cualquier lugar que conozcamos; una mezcla sencilla pero muy recomendable.
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