Las mayores adicciones no siempre vienen en una botella, a veces también están en casa.
Este viernes 10 de enero llega a los cines “Desmontando un Elefante” (Filmax), la esperada ópera prima de Aitor Echeverría, protagonizada por la icónica Emma Suárez, la ganadora de dos premios Goya, Natalia de Molina, y la enérgica Alba Guilera, conocida por ”El maestro que prometió el mar”.
“Desmontando un Elefante”, que ya ha sido premiada en festivales internacionales, aborda temas como las adicciones, la falta de comunicación y los lazos familiares desde una perspectiva única y emotiva.
Durante la presentación en Barcelona, un día antes de su estreno, en Hot BuZz (Mag) tuvimos la oportunidad de conversar con Echeverría, De Molina y Guilera para descubrir los secretos del rodaje y las dinámicas que dieron vida a la película.
También reflexionamos sobre cómo los vínculos familiares pueden llegar a ser tan adictivos como cualquier sustancia.
Con Emma Suárez como la madre que enfrenta su alcoholismo y sus dos hijas (De Molina y Guilera) lidiando con sus propios conflictos emocionales, “Desmontando un Elefante” promete conmover al público y abrir conversaciones necesarias.
Sigue leyendo para conocer detalles del rodaje, la preparación de las actrices y las anécdotas más curiosas (fuera) del set.
Adicciones y relaciones como espejo de la realidad
La película aborda el tabú de las adicciones desde una perspectiva poco habitual: el alcoholismo de una madre aparentemente exitosa, una arquitecta profesional de mediana edad, interpretada por Emma Suárez.
Aitor Echeverría lo describe como “una historia que muestra cómo las adicciones no sólo son sustancias, sino también relaciones personales. Es una película sobre una madre adicta al alcohol y una hija adicta a su madre.”
El director explicó que quiso retratar estos vínculos de manera respetuosa y realista: “No he tratado de hacer melodrama. Es una película que respeta tanto a los personajes como al espectador. Cada uno puede elaborar su propia interpretación dependiendo de lo que haya vivido.”
Danza y catarsis emocional
La danza contemporánea juega un papel central en la narrativa, siendo una herramienta de expresión y evolución para Blanca, el personaje de Natalia de Molina.
“Como actriz, fue muy interesante explorar un instrumento desde otro lugar, el cuerpo, para interpretar el estado emocional del personaje. No sólo es la danza en sí, sino todo lo que implica esa secuencia dentro de la película [haciendo referencia a una de las escenas clave de baile de “Desmontando un Elefante”] que hace que entiendas el arco, la evolución de esa chica que está bloqueada, y no sabe expresar en palabras lo que le pasa,” comenta la actriz.
De Molina, que estuvo un año para aprender danza contemporánea en Madrid en una escuela que estaba centrada en el contact, y luego con Paloma Muñoz y Amanda Rubiosa (coreógrafas de Siberia Danza), confiesa que su participación “ha sido un viaje, un reto y una responsabilidad muy grande.”
Este paralelismo entre la danza y las emociones conecta con los temas principales del filme: la lucha interna, la falta de comunicación y la reconstrucción personal.
Una familia aparentemente normal
La película se adentra en las dinámicas de una familia aparentemente funcional, que carga con el peso de una adicción que permaneció oculta durante años.
Alba Guilera, quien interpreta a la hermana mayor de la familia y tiene un bebé, habla sobre la preparación para su personaje: “Yo no soy madre, pero el cuidado, el lenguaje, la manera de hablar, la paciencia… había una dulzura que trabajar.
“Con Natalia fue muy fácil porque enseguida conecté con la energía de hermana mayor de manera casi intuitiva. Más que la preparación, fueron los ensayos y la relación que se fue creando entre las dos.”
Y es que la química y el buen rollo traspasa la pantalla. Entre risas, el trío recuerda una anécdota durante los ensayos: el intento fallido de Echeverría de unir al elenco jugando al parchís.
“Duró 15 minutos. Fue un desastre. A unos no les gustaba, otros no sabían cómo iba. Un desastre, un desastre,” recuerda el director, quien bromea con no recomendar este juego como dinámica grupal para romper el hielo en el mundillo del cine.
Una obra inesperada y necesaria
“Desmontando un Elefante” es una propuesta que desafía las expectativas, tanto por su tratamiento del tema de las adicciones como por el retrato honesto de una madre en una etapa complicada de su vida.
Para Natalia de Molina, investigar y profundizar en la temática fue esencial: “El contacto con centros especializados y con Al-Anon, que se centra en los familiares que acompañan a las personas que sufren adicciones, ha sido uno de los procesos más interesantes, inmersivos y profundos que he tenido al día de hoy. Era esencial para afrontar a esas dos mujeres y esta temática con todo el respeto, compromiso y honestidad.”
“Desmontando un Elefante” es, sin duda, un filme que promete sorprender, emocionar y abrir conversaciones necesarias sobre las adicciones, la dependencia, los silencios familiares y las luchas internas.
A continuación, el tráiler de “Desmontando un Elefante”.
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