Patti Smith, Janis Joplin, Joan Jett, Lita Ford, Chrissie Hynde, Simone Simons… La historia del rock está plagada de mujeres brillantes y con talento que han revolucionado la escena e inspirado a millones de personas en todo el mundo con su virtuosismo y rebeldía contestataria.
Durante muchos años, las mujeres rockeras y metaleras han vivido a la sombra de sus homólogos masculinos.
Romper estereotipos imperantes dentro de un estilo musical que tradicionalmente se ha considerado algo exclusivamente de hombres no ha sido tarea fácil, pero cada vez son más los que apuestan por la igualdad de género y reivindican el papel de la mujer en el universo del rock.
Una de ellas es la fotógrafa catalana Raquel García que con su proyecto Rockin’ Ladies tiene como objetivo visibilizar y normalizar la presencia de la mujer en el mundillo del rock y el metal a través de retratos fotográficos.
El proyecto se exhibirá en una exposición itinerante que tendrá su primera parada en el festival Girls on Fire de Bilbao el próximo 9 de marzo.
Hablamos con ella para saber todo lo que se escode detrás del movimiento Rockin’ Ladies.
HB – Con Rockin’ Ladies tratas de dar visibilidad a la mujer en el rock y el metal a través de tu lente. ¿Cómo surgió la idea de meterte en un proyecto fotográfico de este calibre?
La idea de Rockin’ Ladies, como tal, no nació así.
La música siempre ha sido y es omnipresente en mi vida, algo esencial. Por ejemplo, hace 11-12 años que no tengo tele, pero la música está siempre ahí rodeándome.
La idea del proyecto surgió hace aproximadamente dos años como respuesta a un interrogante mío. Después de toda la vida asistiendo a infinidad de festivales y conciertos por toda Europa, me pregunté porqué no veía a más mujeres en los escenarios. Porqué no conocía a mujeres que tocaran la batería.
Tenemos todos los elementos para hacerlo, igual que tocar la guitarra o el bajo. Me miré a mi misma. ¿Por qué no tocaba yo algo o mis amigas? Y recordé muchos comentarios de esos de: “¡Bah! Canta una tía, a ver qué tal o esa está ahí porque está buena” y me di cuenta de que si dedicarse a la música ya es duro y sacrificado, siendo mujer tienes el añadido de que te van a pasar por un rasero muchísimo más fino.
Tenemos una presión extra por el simple hecho de ser mujer, algo que los hombres no tienen. Esto es así por mucho que a algunos les encante negarlo. Quizás los que lo niegan realmente no lo hacen, pero no hablamos de la actitud de un individuo, sino de una actitud generalizada.
Nos pasa exactamente igual en los trabajos. Tienes que trabajar tres veces mejor para que te sigan pagando menos y sobre esto hay datos oficiales y estudios suficientes como para vengan a negarlo.
Entonces decidí que tenía que encontrar a esas mujeres cañeras que se dedicaban al rock y al metal, mostrarlas al mundo para lograr inspirar a otras mujeres y ayudarles también con sus respectivos proyectos.
Sé que no es el primer proyecto dedicado a esto, y seguro que no será el último, pero sentía la necesidad de aportar mi granito de arena, quería ayudar de algún modo y jamás imaginé que llegaría tan lejos.
HB – ¿Cómo ha sido tu metodología como fotógrafa y qué equipo has utilizado para Rockin Ladies? Explícanos cómo era el día a día en una sesión de fotos para este proyecto.
He simplificado a tope. Esta andadura me ha puesto en contacto con más de 200 chicas. He realizado cerca de 100 sesiones fotográficas. Cortitas claro, porque al final elijo una foto de cada participante para ser incluida en la exposición itinerante que haré.
Como de entrada tenía claro que iba a hacer una exposición, intenté que hubiera siempre una armonía visual. Fondo negro, un esquema de luces parecido con tres puntos de luz, un poco de humo y gelatinas de colores para teñir la luz de los flashes.
El equipo que he utilizado ha sido siempre el mismo, una Canon EOS5D Mark II y un Canon 24-70mm L… Es un equipo algo añejo sí, pero como digo siempre, la flecha la lanza el arquero, no el arco.
HB – Para llevar a cabo el proyecto, has contado con la colaboración de Helen Sotillo, co-fundadora de Feminista Ilustrada, quien ha diseñado unas camisetas muy rockeras para poder financiarlo. ¿Os habéis replanteado ir más allá con la idea de Rockin Ladies a nivel de crear una marca para precisamente seguir dando visibilidad a las mujeres en el rock?
¡Helen es una megacatacroquer y me ha ayudado un montón! Me ha enseñado muchas cosas. Además me entiendo súper bien con ella. Siempre está dispuesta a ayudar y tiene una super actitud y un coco privilegiado. La verdad es que habíamos estado bromeando sobre una línea de camisetas con mensaje vegano que no fuera “cuqui” como la mayoría de merch que existe de esa ideología, pero se quedó en algo de «ji ji ja ja».
Yo soy fotógrafa y me dedico a hacer fotos, no a vender camisetas, pero claro, viendo como ha ido y la demanda que hay, ¿quién sabe? Aunque de momento tengo suficiente con todo lo que me traigo entre manos.
HB – Cuentas con un dilatada experiencia fotografiando músicos e imaginamos que tienes anécdotas para escribir un libro sobre las diferencias entre mujeres y hombres en el mundo del rock y el metal, especialmente tras escuchar algunas historias de las personas que has retratado para Rockin’ Ladies. ¿Cómo fotógrafa de músicos te has encontrado en una situación similar? ¿Crees que todavía queda mucho por recorrer para que haya igualdad entre hombres y mujeres a la hora de reconocer su trabajo en el mundo de la fotografía musical?
La verdad es que sólo he tenido una mala experiencia como fotógrafa. Algunos de mis compañeros sabrán perfectamente de quienes hablo, pero no sé si es porque soy mujer o porque esas personas tienen un ego del tamaño de Oklahoma. En todo caso, prefiero invertir mi tiempo en cosas más constructivas que en hablar de ellos.
Ahora mismo en el mundo de la fotografía musical hay un montón de mujeres, a cada cuál mejor. Yo al no dedicarme prácticamente a la fotografía de directos no coincido con ellas, pero sigo su trabajo. No sé si se han encontrado en situaciones machistas, pero por lo que leo en sus redes poco o nada, más bien todo lo contrario y me alegro muchísimo de que sea así.
Algo que sí he encontrado y que sorprende cuando lo cuento es que los hombres, por lo general, son bastante más presumidos que las mujeres. Se fijan más en cómo salen: que si el pelo así, que si la papada, que si la barriga… Pues, ¿qué nos esperábamos? Son seres humanos como nosotras y son bombardeados por desgracia y cada vez más con mensajes de que tienen que ser perfectos y lucir siempre bien. Algo que nosotras hemos sufrido toda la vida y quieras que no, el mensaje les acaba calando porque a todos nos gusta gustar. Sad but true.
HB – Nos comentabas que ésta ha sido toda una aventura de cerca de dos años que te ha llevado por varias ciudades de la geografía española y que te ha dado la oportunidad de conocer a un montón de mujeres increíbles (imaginamos que a algunos hombres también)? Si tuvieras que elegir un recuerdo especial o una anécdota más loca de tu experiencia, ¿cuál sería?
[Risas] Pues mira sí, te voy a contar la última anécdota. Hace poco estuve haciendo las jornadas con las participantes de Barcelona, así que alquilé un estudio en la Ciutat Comtal para que fuera más céntrico y de fácil acceso para ellas.
En el estudio sólo había una pequeña ventana para poder ventilar todo el humo que íbamos lanzando y lo evacuaba muy lentamente, por lo que teníamos que abrir la puerta para crear corriente. ¡Craso error! En el edificio habían unos detectores de humo que funcionaban a la perfección [risas].
¡No veas la que se lió y la bronca que nos cayó! Pero bueno, quedó ahí la cosa.
Unos días después, en la siguiente jornada, al llegar el portero del edificio nos dice: “Oye, no me pongáis humo hoy, ¿eh?” y yo: «Sí hombre, tengo el estudio alquilado y necesito humo, así que lo usaré, pero no te preocupes que vigilaremos y no abriremos la puerta.»
Hacemos las sesiones y sale todo bien, pero justo al final, cuando ya habíamos acabado, vuelven a entrar unas participantes para despedirse y dejan la puerta abierta y… Otra vez salta la dichosa alarma. Yo no sabía dónde meterme. El portero me fulminó con la mirada [risas].
Pero la cosa no acabó ahí. La última participante, Steffie de Valencia, se quedó a dormir en mi casa. Dormía en el sofá gigante del salón y dejamos la chimenea encendida para que tuviera una fuente de calor porque en mi casa hace bastante frío. Por algún motivo que aún no hemos esclarecido, el tiro de la chimenea se cerró en mitad de la noche y empezó a llenarse de humo toda la casa.
Ella se despertó en mitad de la noche y tuvo que salir a gatas del salón a abrir la puerta para evacuar el humo y mientras nosotros estábamos durmiendo tan ricamente en el piso de arriba sin enterarnos de nada. Vamos, que casi nos cargamos a Steffie [risas]. Menos mal que todo se quedó en un susto y luego nos reímos, pero en el momento casi me da algo y a ella más.
En cuanto a hombres increíbles voy a destacar a Juan de Valladolid, “Juan Bitxo” en Facebook.
No sólo me acogió en su casa con aviso de última hora y cambió sus planes para atenderme todo el fin de semana, sino que me procuró un estudio donde trabajar y me trató de lujo.
A día de hoy lo considero un muy buen amigo. Es realmente un gran tipo, comprometido y con palabra.
Hay más, Suso Valcárcel de Vigo, un gran batería, muy profesional, que me acogió en su casa y aprovechó para contratarme cuando hice las sesiones allí. ¡Y muchos más!He recibido unas muestras de apoyo por parte del sector masculino que dices: ¡así sí, joder!»
HB – Los retratos se expondrán en una exhibición muy especial que harás en mayo. Cuéntanos un poco más sobre qué podremos encontrar en ésta.
Obviamente las fotos realizadas en el proyecto, pero es que además tenemos unas cuantas sorpresas preparadas, pero aún no puedo desvelar cuáles, ¡pero va a ser la raja!
Antes de eso habrá una exposición en Bilbao el 9 de marzo en el festival Girls on Fire que organiza Underpromotoras.
HB – ¿Cuál es el futuro de Rockin Ladies? ¿Te ves traspasando nuestras fronteras para llevarlo a otros lugares y dar visibilidad a otras mujeres rockeras del mundo?
¡Me encantaría! Otra de mis grandes pasiones en la vida es viajar, así que sería como un sueño hecho realidad para mí, pero para ello necesito alguien que me apadrine, porque hacerlo tal y cómo he hecho con este proyecto, me es imposible.
Me he dejado la piel en ello y aunque las camisetas para financiarlo se han vendido muy bien, no han cubierto los gastos ni de lejos. Con estos gastos me refiero sólo a viajes y alquiler de estudios. El valor que costaría mi trabajo no lo cuento ni por el forro.
Acabamos de abrir campaña para financiar las exposiciones y ¡hay modelo nuevo! Se pueden adquirir en https://rockinladies.ecwid.com/.
HB – No sabemos si tocas algún instrumento, pero después de retratar a tantas mujeres en la música, ¿te has replanteado pasarte al otro lado y meterte a ello?
¡Hombre, pues claro! [risas] Ya había tocado la guitarra de adolescente y la flauta en el cole. Instrumento que por cierto odiaba.
Hace pocos meses empecé a tocar la batería, pero bueno, no puedo decir que toque porque no sé, pero me lo paso de lujo. Mi profe, RA, batería de Ankor, también participante del proyecto, está muy contenta con mi progreso y me anima mucho, pero yo creo que es porque me quiere.
HB – Dejando de lado Rockin Ladies, ¿qué otros proyectos tienes en marcha o tienes previstos para un futuro próximo?
Ya tengo mi siguiente proyecto en la tostadora. Será mucho más sencillo que éste porque, aparte de hacer proyectos, también hago trabajos remunerados y si quiero vivir no puedo dedicarme en exclusiva a los fines sociales. Eso sí, voy a intentar tomarme un tiempo de relax antes de empezarlo.
HB – ¿Cuál ha sido tu fotografía más compleja?
Mi fotografía más compleja del proyecto… No sabría decirte. Hubieron un par de participantes con las que me costó mucho conectar, en el sentido que no se dejaban llevar en absoluto y al principio costó muchísimo que se abrieran.
Estaban super rígidas, pero finalmente conectamos bien y quedamos ambas partes muy contentas.
Yo con estas fotos no quería “crear un personaje”, sino que trascendiera la personalidad de la participante y eso solo se consigue con paciencia y empatía.
Era imprescindible conectar con ellas si pretendía lograr mi objetivo y yo tendré muchísimas cosas que mejorar de mi persona, pero creo que empatía, para bien o para mal, tengo bastante.
Es super bonito cuando una persona así se relaja y se abre a ti, te muestra lo que es y lo que lleva dentro. Es un privilegio enorme poder presenciar algo así.
HB – ¿A quién te gustaría captar con tu cámara y que no hayas hecho ya?
A Gina Gleason de Baroness y a Anika Nilles, pero lo veo difícil. No imposible, pero difícil.
HB – ¿A quién admiras como fotógrafa?
Esther Segarra es mi super ídolo. Tiene un trabajo super honesto, unas tomas y tratamientos cuidados y no excesivos. Me encanta todo lo que hace y, por lo que he leído de ella, tiene una super actitud en las entrevistas. Me encantaría conocerla en persona algún día. Cuando le da like a alguna foto mía me pongo a dar botes de alegría.
Hay otras fotógrafas de aquí que son increíbles y os recomiendo que sigáis su trabajo como Irene Bernad, Irene Serrano, Nat Enemede, Soraya Mera (Soraya Moon en las redes) o Cristina Otero.
De fotógrafas internacionales alucino con Sylwia Makris, fotógrafa de Behemoth, Nona Limmen o Brooke Shaden, que hace unas foto manipulaciones surrealistas geniales y es un ser humano precioso.
HB – ¿Podrías dar algún consejo a alguien que esté empezando en el mundo de la fotografía musical o de retratos?
Claro, que no paren de disparar, que estudien y que no se rindan. Que acepten las críticas ya que nadie nace enseñado, pero que nunca se dejen pisotear. No defendiéndose con un ataque, que no sirve de nada en realidad, sino pasando totalmente de ciertas actitudes y centrándose en crear y aprender.
HB – ¿Qué te engancha más: rock o metal?
Metal absolutamente. Y más extremo que no light.
HB – ¿Un disco que te haya cambiado la vida?
¿Sólo uno? [risas] Unos cuántos: «Inside the Electric Circus» de WASP, «Can I Play With Madness» de Iron Maiden, «Icon» de Paradise Lost, «Wolfheart» de Moonspell, «Subterranean» de In Flames, «The Gallery» de Dark Tranquillity, «In the Nightside Eclipse» de Emperor, «Shadowthrone» de Satyricon, «Vulgar Display of Power» de Pantera, «The Way of all Flesh» de Gojira, el primer álbum de Kvelertak… mejor no sigo que sino no acabamos.
HB – ¿Qué disco de rock/metal no le recomendarías ni a tu peor enemigo?
No soy muy hater para esas cosas y tampoco quiero hablar mal del trabajo de otros artistas. Te puedo decir bandas que no soporto, pero me parece una pérdida de tiempo. Con no escucharlas yo tengo suficiente.
HB – Para acabar, nuestra pregunta estrella: ¿cómo te ves como fotógrafa en 5 o 10 años?
Nunca hago planes a tan largo plazo.
Mis únicas expectativas en la vida son ser feliz y tener paz mental y eso de momento lo estoy logrando.
Me gustaría tener una reputación suficientemente buena como para elegir qué fotografía hacer y cuál no, trabajar con bandas de envergadura internacional o no [risas]. Trabajar con bandas underground es fenomenal también.
Lo importante para mí es poder seguir expresándome con mi fotografía. El dónde y el cómo me es bastante indiferente. Tengo la gran suerte de ser bastante flexible y me adapto con facilidad a las nuevas situaciones. Hombre, si me pasa como al fotógrafo ese que le pagaron un millón de dólares por una fotografía de una patata aplaudiría hasta con las orejas, ¿eh? [risas] Pero en fin, ya se verá.
*Hazte con una camiseta del Proyecto Rockin’ Ladies aquí.
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