Papa Roach desató la locura a su paso por España.
Cerca de 15 años han transcurrido desde la última vez que la banda capitaneada por Jacoby Shaddix visitó nuestro país para ofrecer un concierto.
El pasado mes de mayo el grupo californiano sacó a la luz su noveno álbum de estudio, «Crooked Teeth» (Eleven Seven Music).
Parece ser que esa fue la excusa perfecta para que la banda decidiese volver meses después a este lado del charco para presentar en directo su nuevo material.
Como parte de su nueva gira europea, el cuarteto aterrizó el pasado sábado 17 en Barcelona para actuar en la Sala Razzmatazz (Live Nation).
El espectáculo arrancó con la actuación del dúo de hip hop experimental y hardcore rap Ho99o9, quien aprovechó para destripar los temas de su primer LP, «United States Of Ho99o9».
El grupo compuesto por theOGM y Eaddy, dos raperos de Nueva Jersey, y el cual vino como sustituto de última hora de Frank Carter & The Rattlesnakes, no dejó indiferente a nadie.
A pesar de que su misión era caldear el ambiente antes de que Papa Roach subiese al escenario, gran parte del público se quedó algo fría con su repetitiva sesión de hip hop industrial.
Era el turno de los cabezas del cartel.
Pocos minutos pasados de las 21:30 horas, Papa Roach apareció en escena con un épico Crooked Teeth y seguida de las hipnóticas Getting Away With Murder y Between Angels and Insects.
Tras este tema mítico de su primer disco «Infest» (DreamWorks Records, 2000), los de California empezaron a disparar un clásico tras otros haciendo un repaso a su dilatada discografía.
Todo ello con un Shaddix magnético corriendo y saltando por todo el escenario, un Jerry Horton derrochando energía con sus riffs y solos de guitarra, un Tobin Esperance embaucando al personal con sus melodías de bajo hipnotizadoras y un entregado Tony Palermo aporreando la batería como si no hubiese un mañana.
Shaddix emocionó con la melancólica Scars y acabó de meterse al público en el bolsillo con Gravity.
Dirigió al público como si fuese un coro con Future e invitó a los asistentes a hace pogo con Blood Brothers y a agacharse progresivamente y ponerse a ras de suelo con Get Down.
Hubo momentos con mensaje: «¡Creemos en la paz, en la gravedad… Somos Papa Roach y creemos en vosotros!» y momentos para homenajear a otros artistas.
La banda se marcó un trozo de In The End de Linkin Park enlazada con Forever, una cover de Song 2 de Blur, mezcló American Dreams con snippets de Another Brick in the Wall de Pink Floyd y coló una parte de Blitzkrieg Bop de The Ramones en …To Be Loved.
Después de casi hora y media arrollando hard rock y nu metal por un tubo, la banda hizo un parón tras tocar el himno Help.
Minutos más tarde el cuarteto volvió a subirse al escenario, en esta ocasión con un Shaddix enfudado en una camiseta del FC Barcelona, para dar paso al tramo final del espectáculo.
El grupo aprovechó para tocar dos clásicos None of the Above y Dead Cell.
La despedida fue por todo lo alto. La banda puso la Razzmatazz patas arriba con Last Resort.
Shaddix se lanzó a saludar a los asistentes que estaban en primera línea de pista y escaló por parte de la estructura del escenario hasta las gradas para acercarse un poco más a los que estaban víéndoles a la distancia.
Como broche de oro sonó …To Be Loved.
La espera para volver a ver en nuestro país a Papa Roach en acción ha sido extremadamente larga, pero con su concierto en la Razzmatazz, el cuartero californiano ha demostrado que sus directos son capaces de hechizar hasta el oyente más escéptico. ¡Pura dinamita!
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