Por Pablo Agustí Chinchilla
Poco después de que los creyentes de medio mundo atribuyesen la caída de un rayo sobre el Vaticano al favor del dios cristiano, detalle al que no le falta ironía ya que muchos religiosos criticaron a Benjamin Franklin por la invención del pararrayos, dos cuerpos celestes han acaparado la atención durante el aniversario del propio Galileo Galilei, uno de ellos con dañinas y terribles consecuencias.
Se trata de 2012 DA14 y el ya bautizado extraoficialmente como «Bólido de Cheliabinsk». Éste último se desintegró hacia las cinco y media de la madrugada, hora española, del día 15 de febrero de 2013 sobre las regiones de Cheliabinsk, Kurgán, Tiumén, Svédrlovsk y también sobre el norte de Kazajistán, es decir, una amplia colección de localizaciones de la Rusia central, según informaron el Observatorio de Yekaterimburgo y el Ministerio de Situaciones de Emergencia. Casi la totalidad de sus fragmentos se desintegraron en la atmósfera a excepción del más grande, que cayó concretamente sobre Cheliabinsk. Clicad aquí para ver una grabación del suceso registrada por un espectador casual.
La mayor parte de las estimaciones atribuyen al objeto, antes de entrar en la atmósfera, un peso de 10 toneladas métricas y un tamaño considerable, varias decenas de metros de longitud, característica necesaria para traspasar la atmósfera sin desintegrarse en segundos en sus capas más altas ya que los astrónomos aseguran que los cuerpos de menos de cincuenta metros suelen disgregarse rápidamente sin causar más daño. También han estimado su velocidad en 30 kilómetros por segundo. Por supuesto, las investigaciones siguen su curso y dicha información todavía es preliminar. La onda de choque producida por el objeto rompió cristales, hizo saltar las alarmas de los coches, aturdió a la población, produjo un aparente terremoto y causó daños de diversa consideración en varias estructuras para finalmente estrellarse junto a un lago cercano a la población de Chebarkul, donde representantes del ejército aseguran haber encontrado un cráter de seis metros de anchura. De hecho, su impacto general fue tal, que incluso fue registrado por los sismómetros del Servicio Geológico de los Estados Unidos (USGS). Las erradas hipótesis iniciales alzadas por los testigos iban desde un ataque terrorista hasta una prueba de armas por parte de Estados Unidos.
El Ministerio del interior ruso asegura que casi mil personas, incluyendo 200 niños, han resultado heridas de diversa consideración por su llegada, ya que el número de personas hospitalizadas en sí oscila entre las 34 y las 112, varias de ellas en estado «grave». Mientras tanto, el presidente de Rusia, Vladimir Putin, ha ordenado al Ministerio de Situaciones de Emergencia que se suministre ayuda «inmediata» a los afectados, según figura en la cuenta de Twitter de la Presidencia rusa. Como medida de precaución, las autoridades han cortado el suministro de gas (en pleno invierno ruso) en cientos de hogares de la región de Cheliabinsk, en la que cerca de 3.000 edificios han sufrido desperfectos y donde se han movilizado cerca de 20.000 trabajadores de los servicios de emergencia.
La situación recuerda lejana y siniestramente a los hechos acaecidos también en Rusia en 1908, más conocido como el Evento de Tunguska, en el que una explosión similar a la de un arma termonuclear arrasó 2.000 kilómetros a la redonda, atribuido difusamente a la caída y explosión de un gran cometa de hielo en la atmósfera. Desde cientos de kilómetros a la redonda se pudo ver una explosión similar a la del hongo nuclear. Desde el siglo pasado ha sido centro de muchas hipótesis y teorías de la conspiración, cada cuál más retorcida, debido a la poca información rigurosa que ha podido reunirse sobre el evento.
El astrofísico Neil deGrasse Tyson, director del planetario Hayden de Nueva York y famoso por su efectiva y carismática manera de difundir el conocimiento científico, hizo un breve comentario sobre el suceso para televisión, frente a una insensible entrevistadora y sobre titulares de las mismas características, explicando datos curiosos y aclarando dudas. Podéis verlo clicando aquí. Como expresa él en la grabación, no se trata de un suceso fuera de lo común estadísticamente; puede comprobarse echando un mero vistazo al mapa (vease clicando aquí) elaborado por la US Meteorological Society, que contiene las zonas de impacto de todos los meteoritos registrados hasta ahora.
Sólo el tiempo y los esfuerzos de investigación podrán aportar más datos concretos al asunto del «Bólido de Cheliabinsk». En cualquier caso, desde la caída del objeto han circulado en internet vídeos diversos sobre el evento, registrados por cámaras de seguridad, grabaciones de transeúntes curiosos y otros, algunos de ellos estremecedores. En el siguiente ejemplo concreto puede apreciarse la escala del suceso al ser testigos del lapso temporal entre la caída y grabación de la estela del objeto y la onda de choque que produjo. Puede verse clicando aquí.
El segundo objeto que atrajo la atención del mundo fue 2012 DA14, un asteroide descubierto por los investigadores en Granada, España, que durante la madrugada del mismo 15 de febrero recorrió su órbita pasando a tan sólo 27.860 kilómetros de la Tierra, más cerca de lo que orbitan ciertos satélites. Dicho objeto ostenta el récord en cuanto a cercanía de tránsito junto a nuestro planeta de entre todos los objetos naturales de este tamaño que lo han circundado sin caer a la superficie, que se tenga constancia. Entre el público general hubo dudas razonables por la cercanía en el tiempo entre el 2012 DA14 y el «Bólido de Chebialinsk». ¿Pudieron estar relacionados? Nada más lejos de la realidad. Como ya declaró la NASA, las órbitas de ambos cuerpos eran completamente diferentes, convirtiéndolos en objetos no relacionados entre sí en absoluto. En la siguiente imagen pueden apreciarse las órbitas en cuestión:
La inquietud que ha inspirado el 2012 DA14 y el daño que ha causado el meteorito que cayó en Rusia son testimonios de la tremenda, maravillosa y terrible escala de nuestro universo, de nuestro lugar no por separado sino dentro de él y de nuestra vulnerabilidad, una vulnerabilidad que sólo puede atenuarse a través del conocimiento y la investigación. Pese a los daños ocurridos, no deja de ser un valioso toque de atención.
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