Thaïs Parvez
Hay un nuevo enemigo público y se llama coronavirus.
Si hay una cosa que hemos aprendido del universo del cine es que, en muchas ocasiones, le realidad supera a la ficción.
El coronavirus: Cuando la realidad supera la ficción
Durante décadas nos han ametrallado con películas y series de catástrofes naturales, invasiones alienígenas, pandemias y apocalipsis zombis.
«Tren a Busan», «Contagio»; «Independence Day«, «El Día de Mañana», «Guerra Mundial Z«, «Soy Leyenda», «Bird Box», «Doce Monos», «The Walking Dead«, «Resident Evil«… La lista es interminable.
Centenares de filmes apocalípticos que relatan con destreza y cierto histerismo la llegada del fin del mundo, pero que justo en el momento álgido de la trama, siempre aparece la figura de un superhéroe que, con estoicismo, consigue salvar a la humanidad de su extinción.
En el mundo de carne y hueso, los salvadores no llevan capas ni antifaces.
Son héroes y heroínas con bata blanca, cascos y mangueras, con utensilios para encontrar curas a contrarreloj o limpiar superficies tóxicas, con guantes para conducir vehículos con productos de primera necesidad o recoger, manipular y cocinar alimentos; son personas que hacen que el mundo se ponga en marcha y funcione fluidamente cada día.
La aparición de la enfermedad infecciosa del coronavirus, también conocida como COVID-19 o SARS-CoV-2, en la ciudad china de Wuhan y su rápida propagación a nivel global, ha puesto en la cuerda floja a la humanidad.
Ni con las películas más catastróficas sobre epidemias que amenazan nuestra existencia -aunque algunas si fueron premonitorias como «Virus» (The Flu»), «Epidemia» o las miniserie «The Hot Zone»- ni en nuestras peores pesadillas sobre nuevos brotes de un virus desconocido que convierte a los muertos en caminantes vivientes, hubiésemos imaginado o vaticinado la dramática situación actual.
Imposible sospechar que, casi de un día para otro, íbamos a acabar con la mitad de la población mundial entrando en pánico (¡ojo con el potencial de influencia de las fake news!), como si de una guerra se tratase, en los supermercados para cargar y almacenar provisiones (¡con especial predilección por el papel higiénico!), atrincherándose en su casa durante días, viendo atónitos cómo las economías y sociedades mundiales se desploman en cuestión de minutos, mientras la otra mitad, la que no se puede confinar en este Estado de Alarma, está al pie del cañón, protege al resto (en especial a nuestros mayores) y arriesga su vida para salvar la de otros y encontrar con urgencia una vacuna que ponga en jaque mate al maldito virus.
[info]A día de hoy, 20 de marzo de 2020 a las 12h, según datos oficiales sobre las cifras del coronavirus aportadas en una rueda de prensa por Fernando Simón, director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, en España hay:
- 19.980 contagiados
- 1.002 fallecidos
- 1.141 en UCI
- 1.588 recuperados[/info]
La pandemia del coronavirus: Como en las películas apocalípticas, hay luz al final del túnel
«Detrás de las nubes negras siempre brilla el sol.»
Dada la situación actual, es inevitable tomar prestada esta frase de cabecera que aparece en la novela «Cuatro esquinitas tiene mi cama» (Suma-Penguin Random House) del periodista de investigación y escritor ourensano Fernando Méndez.
Y otra de las lecciones irrefutables que hemos aprendido ya sea de la literatura, las series o el cine castastrófico, al menos de la gran mayoría de títulos, y ahora también en el mundo real con el coronavirus, es que el pueblo salva al pueblo.
El instinto de supervivencia se dispara durante las crisis colectiva, en situaciones extremas como la que acontece y en muchas ocasiones saca lo más indigno del ser humano: el egoísmo, la falta de empatía, la ausencia del sentido de la responsabilidad, el pasotismo o incluso la violencia.
Es aquí donde inevitablemente recordamos series de televisión post-apocalípticas como «The Last Ship», en concreto la segunda y la tercera temporada.
Se sabe que en los momentos difíciles es cuando se forja el verdadero carácter individual de cada uno/a, pero en el fondo, todos sabemos que la unidad hace la fuerza.
Una de las partes positivas que se puede sacar de algunas cintas apocalípticas y de toda esta situación, además de ver al planeta tomándose un respiro gracias a la disminución de la contaminación (del sábado 7 de marzo al día 14, Madrid ha reducido la contaminación atmosférica hasta en un 35%, según datos del Consistorio), es ver a la ciudadanía (en su gran mayoría; aún los hay que no alcanzan a ver el impacto real de su pasotismo frente a las medidas preventivas contra el coronavirus) comprometida haciendo piña de forma individual -curiosa la ironía- poniendo su granito de arena para atenuar los efectos del coronavirus.
[alert]El nivel de contaminación cae gracias al coronavirus: Del sábado 7 de marzo al día 14, Madrid ha reducido la contaminación atmosférica hasta en un 35%, según datos del Consistorio.[/alert]
La revolución del movimiento #YoMeQuedoEnCasa para frenar la expansión del coronavirus
El movimiento #YoMeQuedoEnCasa se ha convertido en un símbolo de resistencia frente al COVID-19 por parte de aquel sector de la población que no puede trabajar directamente para acabar con él y se aísla para reducir la transmisión del mismo.
El objetivo: no colapsar el sistema sanitario y frenar la curva de la propagación del virus o lo que es lo mismo, rebajar el pico de la epidemia.
Y es ese colectivo enclaustrado el que está mostrando su lado más ingenioso y creativo durante la cuarentena.
Conciertos de solistas improvisados en balcones (algunos artistas famosos como Chris Martin de Coldplay, Bono de U2, John Legend, Pink o Keith Urban los han hecho shows caseros y live-streams desde alguna habitación de su casa), clases de gimnasia a distancia con los vecinos en las terrazas, comunidades de vecinos jugando al bingo a gritos por las ventanas…
Ver esta publicación en InstagramChris played a mini gig at home earlier today on IG Live. @glblctzn @WHO @JohnLegend #TogetherAtHome
Todos esos ciudadanos dejando a Kevin McCallister (Macaulay Culkin) de «Solo en Casa» como un mero aficionado cuando intentaba simular una fiesta en su comedor con figuras de cartón de famosos, entre ellas una de Michael Jordan.
Algunos hacen como los protagonistas de «Shaun of the Dead» y aprovechan a hacer todo aquéllo que no tenían tiempo para hacer durante su día a día antes del confinamiento, como por ejemplo viciarse a la videoconsola.
Otros agarran esta oportunidad para devorar libros, hablar con familiares y amigos a través de Skype, Google Hangouts o WhatApp, hacer atracón de series en Netflix, inventarse juegos creativos para entretener a los más pequeños de la casa, impartir sesiones de cocina o dar clases de baile online a través de Instagram o Tik Tok.
Y es que ya se decía en «V de Vendetta»: «Una revolución sin baile no es una revolución.»
Las películas ya nos lo avisaban, pero esto es una muestra más palpable de que el ser humano, a pesar de priorizar en ocasiones el individualismo, es por naturaleza, un ser social y con imaginación infinita.
El Club de la Lucha contra el Coronavirus: 10 Reglas de prevención y confinamiento [Infografía]
En Hot BuZz (Mag) no nos queríamos quedar atrás contribuyendo a concienciar a la gente con la importancia del confinamiento temporal para disminuir la propagación del coronavirus.
Por eso hemos creado esta instructiva y entretenida infografía.
Hemos tomado como inspiración la mítica película «El Club de la Lucha» de David Fincher -adaptación cinematográfica de la novela homónima de Chuck Palahniuk- que está protagonizada por Brad Pitt, Edward Norton, Jared Leto y Helena Bonham Carter.
Te invitamos a formar parte de #ElClubDeLaLuchaContraElCoronavirus.
El reto: seguir estas 10 sencillas reglas de prevención y confinamiento y compartir esta infografía para que llegue a más gente y así frenar la curva.
Y parafraseando a Tyler Durden (Brad Pitt) en el «Club de la Lucha»: «¡Tú decides hasta que nivel te involucras!»
Comentarios
Loading…